Cualqier semejanza con la realidad, es intencional :)

Era un sábado a la noche como casi todos los demás. Sus ganas de divertirse con amigos ya aparecían. Pero ocurría algo distinto: los dos sabían que en algún momento se iban a cruzar. Entonces qué se le ocurrió a ella? Planear todo lo que debía pasar, todo lo que podía decir y lo que no, la cara con la que lo iba a mirar cuando aparezca frente a ella y hasta el tiempo que iba a transcurrir entre el momento en que se vieran, el hola y el chau; esa ecuación daba cerca de 20 segundos. Salió de su casa con todo ese plan, nada podía fallar, estaba todo calculado.

Ella bailaba en el momento en que levantó la cabeza y lo vio, se vieron a lo lejos, y ahí pensó qué tenía que hacer pero se enojó consigo misma cuando ese plan que tenía no volvía a su cabeza, no se acordaba de nada. Entonces se le ocurrió girar y quedar de espaldas a él, y hacer de cuenta que nunca lo vio. Ella siguió bailando con sus amigos. Al rato volvió a darse vuelta y en una mirada rápida no lo encontró, eso la hizo sentir tranquila. Lo primero que se le ocurrió es que él se había ido, que la música no le gustaba, que no tenía ganas de estar ahí, esos pensamientos que se inventan para generar un sentimiento de seguridad (lo malo es que ella no solo los inventó sino que también se los creyó). Confiando en estas ideas, salió con sus amigos a respirar aire fresco; pero qué paso? Otra vez lo mismo. Entre tanta gente, allá a lo lejos estaba él. Esta vez el plan estaba en su cabeza, suponía que lo iba a cruzar más de cerca y repitió en si cabeza: 20 segundos, hola y chau, seguir caminando y no mirar para atrás. Otra vez falló. Pasaron muy cerca, el saludo era obligado, pero los 20 segundos se hicieron más largos, el hola y chau se estiraron con otros comentarios, la sonrisa de él y la de ella borraron el plan de su cabeza pero aún así seguía convencida de que en poco tiempo seguiría caminando y ese encuentro terminaría.
Pasaron horas, ella se sentía segura al creer que no se iban a cruzar más, faltaba cerca de una hora y media para que la noche terminara; bailaba con amigos adentro del boliche mientras él continuabas su charla con amigos afuera, asique era muy difícil (o eso era lo que ella creía) que se cruzaran nuevamente sobre todo por el orgullo de él y el suyo, claro. Pero se ve que seguía equivocándose en pensar así y él no tardo en aparecer frente a ella con su sonrisa y esa forma monótona de bailar. Otra vez no, pensó. Pero ya estaba cansada de intentar un plan que evidentemente no iba a salir como quería.


Bailaron, se reían, cantaban. Se miraban y si, eran ellos. Seguían haciendo chistes solo para evadir momentos de nervios quizás. Hasta que pasó lo que ella no quería que pase. Se besaron. No escuchaban la música, sentían que no había gente alrededor. Pero inmediatamente se miraron y ella le dijo: esto no tenía que pasar. Él, con un leve tono de chiste como para no quedar en evidencia, dibujó en el vidrio las iniciales de ambos. Eso los llenó de recuerdos. Fue en ese momento cuando en sus miradas se reflejó la confusión que eso había provocado. “Está bien o está mal?” Preguntó él. “No sé si bien o mal, pero no tenía que pasar, otra vez no”; respondió ella.

Sus miradas seguían conectadas, los dos sabían que algo estaba mal. Se abrazaron. Fue de esos abrazos que dicen mucho. El mundo parecía no estar alrededor suyo. Otra vez se miraron frente a frente y sintieron que había muchas palabras que necesitaban dos voces que las pronuncien porque en el interior de cada uno solo causaban dolor, angustia, peso. A ella no le salía la voz, nunca le fue muy fácil expresar con palabras sus sentimientos, sumado a que sabía que le iba a tocar escuchar y quizás responder lo que su corazón no quería oír ni pronunciar. Ante ese silencio de los dos habló él: “Yo te hago mal…vos me haces mal. Ya sabemos cómo sigue esto, ya nos paso antes, creemos que podemos mejorar pero en realidad no; y nos lastimamos más y más”. Las palabras de ella no salían, él continuó hablando. “Es hora de dar vuelta la página de una vez por todas, pero dar vuelta la página en serio y escribir una historia distinta, donde los protagonistas no sean los mismos” dijo. Ella seguía escuchando muda. “Por favor no nos lastimemos más, esto nos hace mal” dijo él. Fue en ese momento cuando a ella se le cruzaron en la garganta todas las palabras que hacía mucho necesitaba decir, pero justamente por esa presión no le salían. No podía hacer otra cosa que seguir mirándolo, mientras se acariciaban tomados de la mano. Pudo hablar pero sólo para preguntar: “¿Cómo hacemos? ¿Cómo hacemos para no hablar más? ¿Cómo hacemos si cada vez que lo intentamos nos vuelve a pasar lo mismo?”, él estaba a punto de responder cuando a ella la atropellaron más preguntas: “¿No vamos a hablar nunca más? ¿Tenemos que hacer de cuenta de por vida que somos dos extraños?”, le dolía lo que estaba diciendo y eso se vio reflejado en las lágrimas que corrían por su rostro. El secó las lágrimas, la abrazó y le dijo mirándola a los ojos: “Nunca digas nunca ni tampoco para siempre. Prométeme que vas a hacer lo posible al igual que yo para escribir una página nueva que no tenga nada parecido a la que estamos cerrando hoy, dame la mano, prométemelo”. Ella se preguntaba cómo iba a hacer lo que él le pedía, porque si bien su cabeza decía que era lo mejor para los dos, su corazón no quería dejarlo ir. Él volvió a repetir: “Hagamos lo posible los dos, prométeme que lo vamos a intentar, no nos lastimemos más, te juro que estoy seguro que esto es lo mejor para los dos”. Ella decidió hacerle caso a su cabeza y confiar en la decisión de él, aunque su corazón no quisiera. En ese momento, con mucho dolor le dijo: “sinceramente en este momento no sé si es lo mejor, pero confío en vos”. 'Confío en vos' le dijo, tres palabras que le costaban demasiado, siempre le costaron. Volvieron a abrazarse, este abrazo fue más largo y tenía sensación de despedida. A ella le seguían corriendo las lágrimas por la cara. Se miraron, lo agarro de las manos y le dijo: “te prometo que voy a hacer todo lo posible, pero no sé si voy a poder”. Él le dijo lo importante que había sido ella en su vida, le dijo que la quería y le volvió a repetir que confiara en que era lo mejor para los dos. Ella sentía que el corazón gritaba palabras que no quería pronunciar, atinó a abrazarlo, otro abrazo y con más sabor a despedida, parecía ser el último. Con voz entrecortada le dijo al oído: “Gracias, gracias y gracias”. No podían irse, ella termino de decirle a su modo todo lo que necesitaba que él supiera y le preguntó: “¿entonces ya está? ¿Este es el final que nunca dijimos?” a lo que él le respondió: “Si”, simplemente un Sí que sonó triste pero a su vez con la esperanza de que sea lo mejor. La volvió a abrazar, esta vez sí fue la despedida. Ella lo miró y se fue, nunca había vivido la sensación de una despedida así. No se animaba a mirar hacia atrás por las dudas sintiera ganas de correr a abrazarlo de nuevo.

Llegó a su casa convencida de que era lo que necesitaban, necesitaban decir todo lo que les había quedado sin hablar. Llegó liviana, ya no tenía el peso de esas palabras que estaban presionadas para no salir. Apoyó su cabeza en la almohada y calló una lágrima, los signos de pregunta aparecían de a poco pero a ella no le preocupaban demasiado, ya habían escrito el final de la historia. Necesito descansar pensó y se durmió confiando en que el tiempo les diría que esa decisión fue la mejor.

Sos el novio del olvido ;

Hubo algo contigo qe fue hermoso, qe pasó y se quedará en los recuerdos. Cuando te conocí, me parecías un pesado, odiaba qe me hablaras cada vez qe me conectaba en el msn, me molestaba qe me digas todo el tiempo qe nos juntemos, qe tipo hartante repetía seguido. Despues, no se si me ganaste por cansancio o qé fue pero me gustaste. Sabía qe esta vida me iba a hacer perder la cabeza por tu amor.
Si me pongo a recordar los principios de esta historia, me pierdo entre las nostalgias de lo qe nunca se olvida. Y duele saber qe nos volveremos a ver pero qe nunca va a ser igual. Ser tuya siempre es mi dulce condena y qisiera ser feliz sin despedirme de aqellos besos.
Si hablo con una honestidad brutal, reconozco qe la distancia qe hoy nos separa hizo qe recordara lo qe es la libertad. Estoy segura qe 10 años después te encontraré vaya a saber dónde, y el tercio de los sueños qe qedaron sin cumplir se van a hacer realidad.
Me qerías hacer entender qe no se puede vivir del amor. Una a una, tus palabras son una bomba para mí, y con cada uno de tus crímenes perfectos me muero un poco más. Y en todas las fiestas escucho todavía una canción de amor qe es la nuestra. Cada tanto sueño qe en el último trago, cuando la copa ya está rota, me acerco a vos y te ruego qe no me pidas que no sea una inconsciente si no dejo de qererte, porqe contigo aprendí qe qien tuviera el corazón en venta perdería el corazón, qe al corazón hay qe entregarlo porqe así es mucho mejor.

Pero deberías saber qe no vas a encontrar nunca alguien qe te vuelva así de loco. Y aunqe nunca más nos volvamos a ver, me cago en todo, yo te qiero igual. Algún lugar encontrare para esperarte. Estoy segura de qe vas a volver a buscarme, no importa lo qe tardes, el tiempo dirá. Y si no, te esperaré en el cielo, ese va a ser el mejor hotel.
No voy a seguir, ¿para qué? sos el novio del olvido.
Muchas veces, cuando uno mira hacia atrás se da cuenta de cómo todavía su mano se encuentra agarrada de otra mano qe es aún más fuerte, qe sin querer lo mantiene atado. Pero quizás ese lazo qe no pudo ser cortado sea, contradictoria e inconscientemente, el motivo qe nos sirve de motor, eso qe nos da las ganas o las fuerzas para seguir adelante. Seguir adelante con fuerza va a hacer qe algún dia ese lazo se corte, cierto? La verdad qe yo confío en qe asi es. Mejor me voy a dormir. Adiós, adiós, buena suerte y hasta luego.